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Fiestas comunitarias de la Raza: 51 años de historia en el Doce de Octubre

  • Foto del escritor: Periódico Sexto Sentido
    Periódico Sexto Sentido
  • 5 mar
  • 5 Min. de lectura

Por:

ANDERSON BRACHO MONSALVE


Para relatar el sentido de estas representativas festividades del barrio Doce de Octubre, debemos recurrir a la historia y a su fundación. En octubre se conmemora un año más de la llegada de los españoles a América y el Doce de octubre sí que le hace honor a esta celebración.


Una de las denominaciones que se le da a esta fecha es la llegada a América del navegante Cristóbal Colón en 1492, en esta fecha, Colón, completó su viaje a través del Océano Atlántico y llegó al “Nuevo Mundo”. Es tan trascendental como conmemorativa, pues gracias a su descubrimiento, hoy estamos aquí. La conmemoración del 12 de octubre como el 'Día de la Raza' tuvo sus raíces en el siglo XIX y se oficializó en 1914 en Colombia. Durante más de un siglo, el país ha celebrado esta fecha de manera especial.






Clara Rosa Castaño, fue una de las primeras afortunadas en pisar estas tierras, en su momento desoladas y en las que solo se divisaban las construcciones que se iban erigiendo en el centro de Medellín:

“Nosotros venimos de una invasión en la que mis padres se asentaron, por allá en Belén Rosales -cerca al aeropuerto-, mi casa era de tablas, un ranchito demasiado humilde. En ese entonces el Instituto de Crédito Territorial, pasó por los ranchitos a censar a las familias y a decir que quienes querían casa propia, mi padre ahí mismo se postuló y nos entregaron un ficho”, describe Clara, presidenta actual de la Junta de Acción Comunal del barrio Doce de Octubre, parte central.

El ficho que menciona Clara, es el que le dio entrada a su nuevo hogar. La Medellín de los 60´s, empezó a tener gran transformación en temas de vivienda e infraestructura, el gobierno de la época vio en terrenos del noroccidente una oportunidad para construir viviendas de interés social y repartirla entre los pobladores de la ciudad. Inicialmente fueron 99 las casas que le empezaron a dar forma al barrio, casas uniformemente construidas y con cerca de 40 metros cuadrados, ubicadas en lo que se conoce hoy en día como la “Zona 30”.


Con el pasar de los años, rápidamente el “Doce” empezó a ser habitado, llamaba la atención sus construcciones, diseñadas de manera rigurosa y ordenada:

“El barrio se empezó a construir de arriba hacia abajo, lo primero que se construyó fue el Doce de octubre parte alta y con los años, parte baja. Las casas eran hermosas, eso sí, muy pequeñas, nosotros éramos ochos hermanos y mis padres, solo teníamos una habitación, la cocina, la sala y un baño, ahí nos acomodábamos todos, dormía uno encima del otro”, describe Castaño, entre recuerdos y risas.

Las 99 casas construidas inicialmente en el barrio se hicieron por manzanas, cada manzana -y por decisión de los habitantes-, empezó a tener presidentes o más bien ‘líderes de manzana’, el papá de Clara, fue uno de ellos. En aquel entonces, el presidente de Colombia (1970-1974), Misael Pastrana Borrero, entregó personalmente las primeras viviendas y bautizó el barrio Doce de octubre, en homenaje a la representación de esta fecha tan importante para el país: Llegada de Colón a América, decretó oficialmente la fecha -12 de octubre- como las Fiestas de la Raza.


“Desde 1973 todo ha sido folclor, comunidad, unión y cultura, recuerdo muy bien que las primeras fiestas nos reuníamos por manzanas y hacíamos sancochos, bailábamos y hacíamos desfiles en los pocos carros que habían en el barrio, uno llegaba empantanado a la casa, pues todavía no había tanta infraestructura vial, todo era tan sano y tan bonito, cada año no veíamos la hora de que llegara el 12 de octubre, para hacer convites y reunirnos entorno a esta celebración”, expresa Clara, quien llegó al barrio a sus once años de edad.

Según relatos de habitantes de la época, todos los domingos era costumbre sacar en la fachada de las casas, la bandera de Colombia; el amarillo, azul y rojo que hacía latente el orgullo de ser habitantes de esta esquina de Medellín y un territorio que comenzaba a forjarse como referente de pujanza en Colombia.





En 1973 se dio apertura oficial a la celebración de la primera versión de las Fiestas Comunitarias de la Raza, gracias a los líderes y lideresas de la época que velaban por el esparcimiento y la cultura de los habitantes.

“A hoy, el año 2024 es muy duro organizar estas festividades, los recursos escasean y son muchos los obstáculos que se presentan en este tipo de eventos masivos. Tocamos las puertas de organizaciones sociales, del sector privado y de la administración local, estas fiestas son hechas por vecinos y por el amor que le tenemos a la gente”, narra Castaño, quien relata que cada año, un total de 30 personas líderes, planean esta celebración, aproximadamente desde el mes de enero.

Las Fiestas Comunitarias de la Raza, es política pública, autorizada por el Concejo de Medellín hace más de 10 años, es decir, esta festividad sobrepasa los períodos de administración de los gobiernos, deben planearse con la comunidad y perdurar en el tiempo. Se cataloga como la segunda fiesta barrial más importante de Medellín, después de la Feria de las Flores, son tan reconocidas que turistas extranjeros y nacionales visitan la comuna en esta época.


Con programación cultural, deportiva, recreativa y artística que incluye ciclopaseos, desfiles, serenata, misa, alborada y caminata ecológica a el Cerro El Picacho, las Fiestas de la Raza son un atractivo turístico de la ciudad, cada año crece su popularidad; se esperan más de 20 mil asistentes para la edición número 51.




Juntas de Acción Comunal de toda la comuna 6, vecinos de barrios aledaños y habitantes de la ciudad de Medellín, se vinculan a la celebración de las “Fiestas del Doce”, como se le conocen en la cotidianidad de la zona, la diversidad en los eventos, la excelente parrilla de artistas y la inclusión de todos los sectores, convierte cada año al Doce de octubre en el centro de atracción para locales.


“A mí me da pena con mis hijos, pero el amor que yo le tengo al barrio es inmenso, a veces ellos me dicen jocosamente que yo quiero más al Doce que a ellos (risas), pero es que a mí me mueve ver a la comunidad bien, gestionar recursos para ayudar a mejorar la calidad de vida de los habitantes. Estas fiestas son la cereza del pastel en una época en la que ya la gente quiere disfrutar”. Finaliza contando Clara, con voz entrecortada por la emoción que le genera ser parte de un barrio resiliente.

La comunidad del Doce de octubre espera que, con estas fiestas, se incrementen los ingresos, el comercio y la imagen del barrio, pues como argumenta Clara, “El Doce es el mejor barrio del mundo”.


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