Barbería Retro: un estilo clásico que se resiste a desaparecer
- Periódico Sexto Sentido
- 5 mar
- 4 Min. de lectura
Por:
ANDERSON BRACHO MONSALVE
En la Europa del medio evo, los barberos estaban asociados a una profesión híbrida y muy peculiar, pues aquellos que cortaban cabellos y barbas, también se dedicaban a la extracción de piezas dentales. Para ese entonces, el que ejercía la barbería podría desempeñarse como una especie de cirujano, algo muy extraño para nuestra época actual.
Las barberías desde siglos atrás, se crearon para que adultos, exclusivamente filósofos y poetas, pudieran acicalar sus largas barbas, también para que los más adinerados lograran verse estéticamente perfectos para la conquista de mujeres.
Mauricio Gómez Henao, aunque nada tiene que ver con cirugías ni algo que se parezca, sí es un profesional de la barbería, de esas clásicas que se rehúsan a desaparecer de Medellín y, en especial de la comuna 6. Cuando en el barrio Pedregal y sus alrededores existía una sola barbería -la de “don Jorge”-, Mauricio era apenas un adolescente y no se le pasaba por la cabeza inclinarse por esta profesión, pues en los 90’s las barberías de Medellín solo eran frecuentadas por hombres adultos mayores.
“Esta profesión me surge de una necesidad de empleo, no sabía qué hacer con mi vida, pues era muy joven, el mismo desempleo me lleva a esto. Me encuentro con unos cuantos amigos que la ejercían, ellos me abrieron las puertas para lo que hoy en día es mi sustento”. Cuenta Mauricio quien lleva más de 23 años ejerciendo esta labor en el barrio Pedregal.
“Mauro” como popularmente se le conoce en el barrio, relata que es un privilegiado con este arte, pues en los noventa no había barberías urbanas en la comuna 6, los jóvenes de aquella generación estaban migrando sus gustos estéticos en el corte de sus cabellos. Los señores de la zona tenían que desplazarse hasta el sector de la Calle Colombia -inmediaciones del estadio Atanasio Girardot- o el centro de Medellín para acceder a un poco de belleza y a el estatus que le otorga un buen corte.
Fue en la calle 102 con la carrera 74 -residencia de Mauricio- donde con unas tijeras, una máquina sencilla, un par de peinillas y una improvisada silla, le dio inicio a sus sueños; con el temor normal por no saber si esto le daría resultado, pues era la primera barbería clásica oficial del barrio, operada por un joven; un emprendimiento salido de la nada y en el que años después se convertiría en símbolo de cortes clásicos y urbanos.
“Un amigo que estaba haciendo prácticas en una reconocida barbería de Medellín, me dijo que ingresara a este mundo, que él me ensañaba, al ser un joven sin un rumbo fijo, acepté su invitación y empecé a pulirme en todo lo que eran cortes clásicos, al cabo de unos meses, era tal mi desempeño que fui tomando nombre, con la ayuda de mi madre, monté en la sala de mi casa, una improvisada barbería, solo bastaba con tener unos cuantos implementos, los clientes ya me los estaba ganado con mi trabajo y mi amabilidad”, expresa Gómez, precursor y referente de este arte que da empleo a cuatro personas más.
El estilo que predomina en las manos de Mauricio es el clásico, sin descuidar el estilo urbano; cada cliente controla su estilo, su forma de expresarse. Después de los años 2000 el boom de las barberías se tomó a Medellín, referentes americanos empezaron a crecer como pelos en toda la ciudad, los barrios de la comuna no fueron la excepción. Tiempos de espera de más de dos horas para acceder a un corte, largas listas de clientes y un montón de relatos comenzaron a surgir en torno a la barbería de Mauro -quien bautizó a su primera barbería con el nombre de África-.
Hoy en día, “Mauro”, ha sido el profesor y tutor de muchos jóvenes de la zona, que así como él, han querido salir adelante, en una profesión que de un momento a otro se convirtió en una labor igual de importante a otras, es una fuente rentable de ingresos, -eso sí, siguiendo la disciplina y pasión que ha mantenido Mauricio en lo largo de estos años-.
“Cuando inicié este arte en el barrio, veía la necesidad de formar jóvenes en este gremio, pues eran escasos, mi estilo que siempre ha prevalecido clásico ya estaba perdiendo vigencia en los jóvenes; los señores siempre van a buscar este estilo: el clásico, el señorial, el que solo lleva la guía número dos a los lados y algo de tijera arriba”, cuenta Mauro entre recuerdos y sonrisas.
Más de veinte pupilos han pasado por las enseñanzas de Gómez Henao, quien con mucho orgullo, manifiesta, les ha dado las herramientas para salir adelante, ser sus propios jefes y emancipar su legado de las barberías en la ciudad. Ahora su hijo Mateo Gómez, sigue sus pasos, incursionó en este arte y labora en la empresa que hace 23 años su padre tuvo la oportunidad de crear:
“Yo me especializo en cortes clásicos, mi hijo y los demás colaboradores, en los más urbanos, esos que son tendencia hoy en día”, finaliza este hombre amante de este oficio.
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